
Los actores
Los actores, eran los encargados de encarnar los personajes mitológicos o históricos del teatro griego. La acción había ganado terreno a la narración y a los recitados. Entre los griegos, un mismo actor podía representar a varios personajes en la misma obra. Tespis sería el que inventó al primer actor y más tarde cada uno de los grandes trágicos aumentó su número: con Esquilo aparece el segundo actor (deuteragonista); con Sófocles el tercero (titragonista); Eurípides continúa con tres actores se introduce uno más que no habla. El número de atores aumenta y por lo tanto el número de personajes presente al mismo tiempo en escena. Con ello es deducible que, al aumentar los participantes en la acción y en el diálogo que la conduce, decrezca la parte recitada o cantada que se encomienda al Coro. Es más, al perder importancia el Coro, los autores fueron reduciendo el número de participantes en él. Sin embargo, las consecuencias del incremento en el número de actores son mucho más importantes que las ya dichas. Cuantos más actores, lo cierto es que se va perdiendo la especial relación que en sus inicios tenía el teatro entre actor y personajes, el fuerte carácter mimético. La acción se hace más realista, sí, pero se pierde el sentido ritual y religioso del teatro griego.
Según el género, para las tragedias se requerían tres actores y para las comedias cuatro. La distribución de los personajes entre los actores se realizaba de acuerdo al rango profesional. Al protagonista, jefe de la compañía, le correspondían los personajes más importantes (Edipo, Antífona…). El deuteragonisa recibía los de segundo plano (Ismena, Hécuba…). En cuanto al tritagonista se le daban los más ingratos.
La máscara.
La profesión de actor fue ganado cada vez más prestigio, incluso gozaron de ciertos de derechos de inmunidad y algunos de ellos ejercieron el papel de embajadores y mensajeros encargados de delicadas cuestiones políticas y diplomáticas. Dado que un solo actor debía encarnar varios personajes se hacía indispensable el uso de la máscara, de la que se hablará a continuación, y el cambio de vestimenta, también la voz tenía que adaptarse a la de cada personaje, tanto masculino como femenino. El empleo de máscara aparece en las fases más primitivas, diríamos preteatrales.
La máscara esconde un poder de simulación, de transformación de la realidad, y va unida permanentemente al ámbito de lo religioso o mágico. En el mundo griego el uso de la máscara va asociado al culto del dios Dioniso. Algunas fuentes indican que pudo ser Tespis quien introdujo el maquillaje y quizá algún tipo de máscara rudimentaria que marcaba los rasgos y caracteres del personaje. En todo caso, parece que se le atribuye a Esquilo la invención de la máscara policromada, lo que sin duda debía de conferir al actor de sus tragedias un aspecto más impresionante y quizá terrorífico. Sófocles talló rostros de madera en las máscaras y las pintó. Tanto los actores como el Coro las empleaban. Entre las funciones de la máscara se encuentra la de aumentara resonancia de la voz del actor, y en todo caso genera una impresión de ausencia y distanciamiento a quien la lleva. En aquellos tiempos la máscara era muy útil, sin máscaras de distinto diseño, le hubiera resultado difícil a un actor representar dos papeles, además los rasgos eran muy espectaculares y se hacían visibles a largas distancias. La máscara indicaba la edad, el estado de ánimo y hasta el rango de un personaje.
La indumentaria
Por lo general, los trajes usados por los actores griegos eran túnicas, cortas o medias (quitón o clámide) y mantos. El chitón, o vestidura larga que va del cuello a los tobillos, presentaba un grave aspecto que ayudaba actor a sentir y transmitir la solemnidad de los personajes heroicos. Jugaban con los colores a la hora de simbolizar, así, los reyes iban de púrpura, los personajes de luto con colores oscuros... Por lo general, las ropas oscuras para los personajes tristes, las alegres para los importantes y los colores normales para la gente del pueblo. Usaban unas almohadillas para abultarse, de modo que se guardara las proporciones con las máscaras y los coturnos. Éstos servían para dar altura al actor. De esta manera conseguían que los personajes nobles sobresalieran sobre el coro y por otra parte, servía para dar proporción al actor con las grandes dimensiones de la máscara. Así el actor era enorme, casi gigante, con lo que el público podía verle sin problemas. Por otra parte, estas grandes dimensiones conseguían un efecto aún mayor y psicológico en el público, acrecentaba su sobrecogimiento o catarsis junto con el personaje. Generalmente sólo se usaban en la tragedia. Se diferenciaba a los actores del coro además de por su ubicación en el teatro, por la indumentaria. Usaban, además, otros elementos como la corona en el caso de los reyes, símbolo de su poder. Por lo general, se puede decir que los trajes de los actores no discernían demasiado de la moda ateniense de la época.
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